Daniel Askill, joven realizador australiano, nos sacude con piezas de
gran impacto visual que recuerdan el poder hipnótico de las imágenes de Bill Viola o Mathew Barney.
De un estilo pulcro y una fotografía inmaculada, sus trabajos no pasan desapercibidos, como We Have Decided Not To Die, (2003) 11´ que ha acumulando varios premios en festivales.
Dividida en 3 capítulos, ("Birth", "Between" y "Rebirth"), explora la trascendencia de la muerte y la irrupción de lo mágico y lo ritual en el mundo moderno, a través de una cinta de gran estilo y perfección técnica.